lunes, 6 de febrero de 2012

SAN FRANCISCO DE ASÍS


Nació en Asís, ciudad de Umbría (Italia), el año 1182. Después de una juventud disipada en diversiones, se convirtió, renunció a los bienes paternos y se entregó de lleno a Dios. Abrazó la pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. Dio a sus seguidores unas sabias normas, que luego fueron aprobadas por la Santa Sede. Inició también una Orden de religiosas y un grupo de penitentes que vivían en el mundo, así como la predicación entre los infieles. Murió el año 1226.


 

Ciertamente no existe ningún santo que sea tan popular como él tanto entre católicos como entre los protestantes y aun entre los no cristianos. San Francisco de Asís cautivó la imaginación de sus contemporáneos presentándoles la pobreza, la castidad y la obediencia con la pureza y fuerza de un testimonio radical.

Llegó a ser conocido como el Pobre de Asís por su matrimonio con la Pobreza, su amor por los pajarillos y toda la naturaleza. Todo ello refleja un alma en la que Dios lo era todo sin división, un alma que se nutría de las verdades de la fe católica y que se había entregado enteramente, no sólo a Cristo, sino a Cristo crucificado.



-Amad a vuestros enemigos y haced el bien a los que os odian', pues nuestro Señor Jesucristo, cuyas huellas debemos seguir, llamó amigo al que lo entregaba y se ofreció espontáneamente a los que lo crucificaron (S.Francisco, 1Reg 22).

-Quien obedece no debe mirar en su superior al hombre sino a Aquel por cuyo amor e ha entregado a la obediencia

- El hombre al no poseer nada propio, todo él pertenecía a Dios.

-Es feliz quien nada retiene para sí.

-La tentación vencida es, en cierto modo, el anillo con el que el Señor desposa consigo el corazón de su servidor.

- Parece ser más acorde a la voluntad de Dios que, interrumpiendo la clama de la oración, salgamos a trabajar en el mundo.

- La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos.

-No peleen entre sí y con los demás, sino traten de responder humildemente diciendo, “Soy un siervo inútil.”

- Con cuánto mas amor puede uno de nosotros amar y nutrir a su hermano en el espíritu.

-La oración es un verdadero descanso.

-Si tú, siervo de Dios, estás preocupado por algo, inmediatamente debes recurrir a la oración y permanecer ante el Señor hasta que te devuelva la alegría de su Salvación.

-Que la paz que anuncian con sus palabras este primero en sus corazones.

-Allí donde reinan la quietud y la meditación, no hay lugar para las preocupaciones ni para la disipación.

-El servidor de Dios debe brillar por su vida y santidad.




- Sin la oración nadie puede progresar en el servicio divino.

- Todos los hermanos deben predicar a través de sus obras.

- No retengan nada de ustedes mismos a fin de que enteros los reciba el que se da por entero.

- Comencemos a servir, lo que hemos hecho hasta ahora es poco y nada.

-Dichoso quien no tiene más gozo y alegría que las palabras y obras del Señor.

-La ley de Cristo, que se cumple en el amor, nos obliga a procurar la salvación de las almas más que la del cuerpo.

-Lo que es el hombre delante de Dios, eso es, y no más.

-Ya no necesito más: conozco a Cristo pobre y crucificado.

-Yo necesito pocas cosas y lo poco que necesito , lo necesito poco

-Si existen hombres que excluyen a cualquiera de las criaturas de Dios del amparo de la compasión y la misericordia, existirán hombres que tratarán a sus hermanos de la misma manera.

-Cuando se te llene la boca proclamando la paz, procura tener aún más lleno el corazón.

-La cortesía es hermana de la caridad, que apaga el odio y fomenta el amor.

-Entretenerse en buscar defectos al prójimo es prueba suficiente de no ocuparse apenas de los suyos propios.

-¡Terrible es la muerte!, pero ¡cuán apetecible es también la vida del otro mundo, a la que Dios nos llama!

-Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible.

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